lunes, 10 de junio de 2013

Testimonio de amistad a la memoria de José Luis García Gamito

Queridos hermanos: reproducimos a continuación las palabras dedicadas a NH José Luis García Gamito por su amigo José Manuel León, precioso testimonio de amistad, como se merecen las buenas personas. Incluímos una muestra de sus habilidades culinarias en las cuales no dejaba de recordar a nuestra Hermandad, a la vista de su paella carretera.


" Un día del mes de octubre, aún con calor de finales del verano, cuando todavía se celebraban los Juegos Deportivos de Otoño en el Estadio Deportivo Universitario de la Macarena, entré con el miedo de quien pasa del Colegio a la Universidad, del estar amparado, a sentirse desamparado, con la sensación de que empezaba una etapa de la vida que había planeado durante mucho tiempo. Entraba en la Facultad de Medicina de Sevilla.



Las primeras clases se impartían en el Aula Magna “Prof. Sopeña”. Un hemiciclo que a imagen y semejanza de un teatro romano tenía, tiene, los pupitres escalonados. Me senté en la cuarta fila, próximo a uno de los dos pasillos. Y fue en ese lugar, porque vi una cara conocida en aquel ordenado conjunto de 1200 personas que iniciábamos los estudios de Medicina. Un compañero de bachiller. Establecimos los saludos  y repasamos los recuerdos pasados en unos minutos. Al lado de ese antiguo compañero del Colegio San Vicente Mártir, se encontraba un futuro colega que se incorporó a la conversación al oír que yo había hecho el bachiller en el Colegio Salesiano San Pedro de Triana, ya que él era también salesiano pero de la Trinidad. A partir de ese momento esos tres asientos de la cuarta fila fueron nuestros sitios en ese aula, que nos guardábamos el uno al otro.

Era, es, fue un compañero dicharachero, simpático, amigable y con una disposición permanente a ayudar y ser amigo de sus amigos. Formamos un grupo los tres, al que por una temporada se sumó algún otro, pero que a la postre quedamos sólo los dos en una amistad que ha perdurado en el tiempo.

Esta amistad, que empezó tal día del otoño de 1970, se afianzó a medida que los meses y los años de estudios avanzaban. Siempre con la alegría de la juventud, con las preocupaciones de los exámenes (ya que el estudió toda la carrera con beca), y el saber que aumentábamos lo conocimientos en esa disciplina que vocacionalmente empezábamos.

A tal grado llegó la amistad, que cuando apareció en mi vida Maribel, se sumó al dúo con su Conchita, llegando a exponerse a riñas y llamadas de atención de sus progenitores por usar el coche de su padre para movernos entre Dos Hermanas y Sevilla.
Resultó que él había vivido y se había educado en esa ciudad nazarena, y su padre se había relacionado con el de Maribel, de lo que contaba divertidas anécdotas. Esto matizó mas fuertemente nuestra amistad

El final de los estudios de medicina en el tiempo que marcaba la Universidad, ni un mes menos ni uno mas, nos alejó relativamente. El Servicio Militar, los estudios de la especialidad diferente que cada uno escogió, los primeros años de ejercicio profesional, su destino como cirujano en Osuna, hicieron que la coincidencia entre ambos fuese mucho menor. Pero retomada con mucha más intensidad al pasar  los años y reencontrarnos ya ejerciendo él en la ciudad, al necesitar yo de su experiencia y profesionalidad para atender a un paciente que yo trataba.

El reencuentro con mi compañero de los años setenta, junto con Conchita y Maribel, hizo que ya no nos volviéramos a separar. Ha sido una relación muy estrecha. Tan estrecha que lo marcábamos como si fuésemos hermanos. Èl ha sido, es, como el tercer hermano mío, al igual que yo para él. Su familia y mi familia hemos estado estrechamente unidos en las alegrías  y en los problemas, en las enfermedades  y en todos los acontecimientos de cualquier signo que la vida depara.

Siempre hemos estado pendiente de los problemas y de las adversidades en que nos hemos visto inmersos. Cuando he estado enfermo, él ha estado donde lo he necesitado, y yo he intentado corresponderle cuando me necesitó.

Era, es, una persona, como se dice coloquialmente “con la cabeza muy bien amueblada”. Con mucha capacidad de síntesis, clarificando ordenadamente las cuestiones, con gran sentido de la priorización de los actos, caritativo y desprendido, amigo de sus amigos y con la mano tendida a los que lo eran menos. Hacía, hace,  la vida agradable a su familia y a sus amigos, sufridor. Hermano de la Esperanza Trinitaria, en donde ocupó cargo en la Junta de Gobierno, y del Cristo del Calvario. Y últimamente carretero, a donde llegò para acompañarme en mi aventura. En suma……un gran amigo y un hombre bueno.


A los diecisiete años de sobrevivir a una grave enfermedad, esta decidió abordarlo de nuevo. Allí estuvimos todos luchando contra ella…..y la superó. Pero la tercera, muy seguida de la segunda, ha sido mas fuerte que él y María Auxiliadora lo ha llamado, dado que  tiene mucho trabajo de intercesión por todos nosotros; y el Cristo del Calvario y de la Salud le ha encomendado que se ponga a la tarea de hacer lo mismo que hizo mientras estuvo, está, entre nosotros: ayudar a quien lo precise, se lo pida o no, y preparar guisos para poner contentos a tantos ángeles como debe haber por aquello celestiales lares, y sobre todo …….orientarnos y enseñarnos cual es el camino para poder llegar a donde él está. Allí nos espera


Por supuesto os hablo, de quien era, es y será mi hermano José Luis García Gamito.  "

Publicación de José Manuel León 

1 comentario:

  1. Muchas gracias Jose Manuel, muy emotivo, si tú y él os considerabais como hermanos, para mi también tienes todo mi cariño como se lo tengo a mi tío Fernando. Un abrazo

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Gracias por su comentario en "El Barco del Carbón"