jueves, 20 de octubre de 2011

Carta a José María... (Y Antonio dijo...).

Buenas Tardes:

                         En primer lugar, como no podía ser menos me gustaría en nombre de todos los aquí presentes y de algunos otros que por diversos motivos no nos han podido acompañar en este emotivo y merecidísimo homenaje dar las gracias a José María por estos ochos años de su vida y de la de su familia que ha estado al frente de nuestra querida Hermandad, ocho años a mi modesto entender brillantes y llenos de trabajo por su parte y no me vale que me digas que lo conseguido es cosa de todos pues los que aquí estamos sabemos que de lo conseguido el 80 % es merito tuyo por tu tesón, tu trabajo y por pensar en tu Hermandad, como diría el anuncio de cualquier compañía aseguradora las 24 horas del día los 365 días del año. Por eso, no te preocupes por lo que digan o dejen de decir el tiempo es buen consejero y pone a cada cual en su sitio.


                        Como no gracias a ti Charo y a tus hijos porque os hemos secuestrado  a vuestro Marido y Padre durante 10 largos años seguidos, pues bien si tenéis que recriminarle algo a la Hermandad o a alguien hacedlo en mi persona, pues fui yo quien quizás dirigido por los designios de nuestros titulares quien ante la dimisión de un miembro de Junta de Gobierno le insto al Hermano Mayor de entonces en la conveniencia de contar con su persona y bien lo sabe José María fueron muchas y largas las conversaciones para convencerlo, Hoy en día, al cabo de los años pienso que ha sido el logro más grande que mi humilde persona le pudo hacer a nuestra querida Hermandad, ni mas ni menos que contar con el mejor Hermano Mayor que podamos recordar muchos de los aquí presentes, gracias otra vez amigo y hermano.  

                       Pero bueno dejemos aquí lo que todo el mundo reconoce y sabe y ahora me gustaría ser un poco nostálgico.

                       Como dijo el novelista francés Pierre Benoit “De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos”.

                        Y  ya no solo me dirijo a ti José María sino a muchos de los aquí presentes, quien nos iba a decir entonces, Allá por el año 1976, en un país en plena transición política un poco convulso y en un barrio igual de popular que hoy en día pero con menos ruidos menos gentes y sus personajes peculiares que lo transitaban a diario quien de los presente no recuerda a El Palmera, El Caserita, La Cangreja que con sus palillos bailoteaba por todos los bares del barrio (donde estaríamos todos nosotros para poder dar fe de ello) el recordado Vicente el del canasto el cual visitaba nuestra Casa Hermandad y recuerdo que se le ponía la cerveza mezclada con agua para que le hiciera menos efecto el alcohol, había en el barrio muchos más niños que hoy en día y por lo tanto sus calles respiraban más alegría que en la actualidad  o bueno digamos que una alegría distinta, la Hermandad se encontraba entonces inmersa en la creación de la primera cuadrilla de Hermanos costaleros, de los cuales algunos de ellos se encuentran aquí hoy, ya que existía la amenaza real de no poder contar con una cuadrilla profesional para la tarde el Viernes Santo, como es tradición en la historia de  nuestra Archicofradía se estreno la cuadrilla de paso del sagrado Misterio  con mojada y carrera a la Anunciación. Pues bien quien, si quien se atrevería ha vaticinar que aquellos adolescentes que trataban de formar un Grupo Joven con los recelos que esto provocaba en una Hermandad tan cerrada como la nuestra, que uno de nosotros Rafa, Paco Franco, Mari Carmen su mujer, Javier Marroqui su hermana Adelina su marido Luís, Ricardo Maza, Jesús Flores, José María, Felipe, Pepin, Santos su hermano Pepe Punto, Juan Carlos Williams, su mujer Pili, Antonio Outeda, Jacinto, José Ignacio, Antonio Gago, Fali, José Manuel, Eugenio, Ángel Pérez Guerra, Agustín González Fontes, Araceli, Mari Carmen Casáis su hermano Venancio, Fernando el Gordo, mi querido y recordado amigo Faustino o este que os dirige la palabra  y tantos otros, iba a dirigir con el paso de los años los designios de nuestra Hermandad, cuando con la misma seriedad que nuestros mayores celebraban sus cabildos nosotros nos reuníamos en la sacristía de nuestra Capilla y discutíamos entre nosotros las actividades que pensábamos organizar en nuestro Grupo Joven o como olvidar esas reuniones de todos los miembros una vez al mes en nuestra Capilla, para que el niño pesado que ahora mismo no recuerdo su nombre nos propusiera una y otra vez el construir un pasito a escala para poder enseñárselo a los Grupos Jóvenes que nos visitaran,  las indicaciones de nuestro entrenador de futbol el de los ataques en tromba  y a nuestro entrenador de la casa Paco Morillo, al que a mi se me bautizara con el nombre de Rubén Cano, claro esta por mis aptitudes futbolísticas negadas. O a Miranda ese niño grande que salía por peteneras cada vez que hablaba, recordad esas audiciones de Pin Floyd o los Beatles, los concursos de cultura cofrade, la limpieza de enseres en la calle Santas Patronas, los ensayos del coro, la pegada de convocatorias con carreras incluidas en un tiempo de transición política, las entregas de correspondencia en las motos, las fiestas de la calle Aurora con la vigilancia de algún que otro miembro de la Junta de Gobierno con cambio de bombillas incluido del blanco al rojo y viceversa según conviniera al aviso del guardián de turno, la famosa fiesta de fin de año en casa de Antonio Outeda con el Papa Clemente en silla gestatoria por las calles del barrio con su correspondiente sequito, las excursiones, los partidos de futbol y baloncesto, el reparto de comida y caramelos a los viejecitos de la Caridad, otro momento entrañable y recordado por todos nosotros fue la procesión de nuestra Primitiva Titular la Virgen de la Luz estrenando y despidiendo su carrera de capataz Alfonso Álvarez Ossorio y en cuyas trabajadoras iban muchos de los aquí presentes , a mi me toco llevar la Cruz Parroquial que abría el cortejo en una calurosa mañana de Septiembre, resumiendo sería tan largo el enumerar todas aquellas vivencias… vivencias que nos unieron a todos y nos hizo trabar una amistad que ha perdurado a través de los años. 

              Lo que si os puedo asegurar que en aquel extenso grupo de jóvenes había alguien que tenia un carácter distinto a al resto de todos era quizás el más rebelde, el mas cabezón, el mas constante y quien se enfrentaba dialécticamente con quien hiciera falta, tenia poca mano izquierda y la sigue teniendo, pero todos lo queríamos y lo apreciábamos ya que aparte de ser una grandísima persona era un amigo ejemplar en el amplio sentido de la palabra y como dijo Marco Tulio Cicerón poeta y orador romano”Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos”.
Y en este caso la edad nos dio la razón y no nos equivocamos ya  que de mayor volvió con todas sus virtudes y sus defectos (aunque estos los amigos de verdad nunca se los vimos o quizás por ser amigos siempre se lo perdonamos)  para bien de nuestra Hermandad y para darle la razón que  todos aquellos que confiaron en nosotros siendo unos adolescentes, como fueron nuestro querido Antonio Rodríguez Chávez, José Manuel León, no este que esta aquí….. otro,  Don Zacarías Zulategui, Manolo Troncoso su Sra. Mercedes, Enrique Fernández y su Señora, José Vega Espino, el querido y recordado Rafael Castro Nocera alma de nuestra Hermandad por aquellos entonces y que confío siempre en nosotros hasta el punto de nombrar a muchos de nosotros diputados de la cofradía con apenas 15 años, como no acordarnos de  Manuel el capiller en su bar con su boina y su parsimonia de gente de pueblo que nos tenia que aguantar todos los días, su Sra. Dominga  mujer cariñosa y tan particular y enigmática sobre todo en los últimos años de su vida con sus conversaciones astrales, en fin a todos ellos y a los que se me olvidan en este momento tenemos que darles las gracias por habernos enseñado a querer a la Hermandad y a ser buenos carreteros que no es cualquier cosa.

               Pues bien José María lo que te llevas en estos ochos años no es ni más ni menos que la satisfacción  del deber cumplido con tu Hermandad ya que todo cuanto has hecho ha sido para mayor engrandecimiento y  gloria de ella, el cariño y el reconocimiento de muchos que no te conocían, de los que te conocemos de hace más tiempo  no hace falta que te diga  nada tu sabes que puedes contar con nosotros para lo que quieras porque por encima de todo somos tus  amigos y  sobre todo carreteros y lo dicho “El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor” no pienses que esto lo he pensado yo , que lo dijo Quinto Horacio hace ya muchos siglos y mira que vigente sigue su frase, muchas gracias nuevamente José María en nombre de toda  la familia carretera. 

Antonio Fernández Granados, 15 de octubre de 2011



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